El sexo es un detonador de historias. En Sexo sin pudor y algunas lágrimas, de Carlos Daniel Robles Grajales, no es tan importante el acto sexual en sí, sino los mundos que se crean en su entorno: el albañil que, mediante la confesión casual, busca exorcizar un pasado ominoso; las hijas de un narcotraficante —narcotraficantes ellas misma— en una noche de fiesta; la mujer que por destino vive en una improvisada comuna de teporochos; la señora que no sabe enfrentar a sus propios fantasmas; los compadres que codician a la mujer del otro. Cinco cuentos en los que pareciera que el autor escucha y escribe, y mediante el oído y la palabra devela una radiografía de universos extremos, los bajos fondos de un país en lo que todo puede suceder.